El síntoma predominante es la tendencia del niño a evitar el contacto con personas desconocidas, lo que interfiere en su socialización. El trastorno suele presentarse al menos durante 6 meses para realizar el diagnóstico.
La necesidad de eludir el contacto con desconocidos se acompaña del deseo de tener relaciones personales con los familiares y amigos, relaciones que suelen ser entrañables y cariñosas. La ansiedad del niño hace que se muestre tímido y aturdido frente a personas poco conocidas siendo incluso incapaz de hablar o saludar.
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